
No te vemos...
¿cuándo vienes?
donde apartáis la vista
y giráis la cabeza;
en el calendario oculto
de los que lloran
donde el silencio cuaja
el miedo en las esperas ;
en la playa nudista
de los desesperanzados
donde la soledad se impone
como gozne implacable;
en los muertos sin duelo
porque vivieron sin fiesta
donde el suelo se desploma
por la sangre que soporta;
en el trastero de la vergüenza
del grifo fúnebre que no cesa.
donde el pesebre me acoge
como animal en vuestra noche;
entre algodones de estiércol.
Como uno de tantos
2 comentarios:
Muy iluminador. A ver si nos enteramos que tenemos que BAJAR al encuentro de Dios. Ni subir, ni espiritualizar, ni flotar. Bajar, mancharnos, pringarnos...
Estoy de acuerdo con Javier.
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