30 noviembre 2006

Tiempo

Cuando estudiaba filosofía lei que nadie había sido capaz de explicar lo que es el tiempo. Sabemos que las cosas cambian, y esto lo explicamos diciendo que es por el tiempo. Ahora no estudio filosofía pero llevo una temporada enfadado con el tiempo.
Será porque vivo en una ciudad grande, y en las ciudades grandes los tiempos son más pequeños. Esto lo digo porque para hacer lo mismo hay que correr todo el tiempo. Esto no me gusta, y me enfado cuando corro escaleras abajo en le metro porque ha sonado el timbre del tren que va a salir, o cuando no me paro con una amiga porque llego tarde a clase. También cuando como rápido, o no llamo a un viejo amigo porque tengo muchas cosas que hacer. Me da la sensación de que podernos perdenos las cosas esenciales, esas que son invisibles a los ojos y, me parece, que también incuantificables por los relojes.
Tendríamos que hacer una huelga de relojes. Porque yo, al menos, necesito...

Un día para pasear por el campo
una hora para sentir el aire en mi cara
una semana leyendo en el parque
un mes diciendo a alguien que le quieres
un minuto para respirar hondo
una noche hablando de nuestras cosas
una primavera mirando el mar
un fin de semana rezando al buen Dios
un lustro para aprender a amar
una vida para vivir

2 comentarios:

MIguel Ujeda dijo...

A mí me ocurre que lo que no encajan en mi vida son los tiempos "de dentro". Me vivo des-compasado del día a día. Me explico: todo lo que acontece, como bien dices Javi, es rápido y atropellado, pero por dentro las cosas no son así. Yo constato en mi vida que los ritmos del corazón requieren de mucho más tiempo. Llevo casi 3 meses en Madrid, con cambio de actividad (de trabajo a vueltas con el estudio), modo de vida, amistades... y todavía me siento "extranjero", en "tierra de nadie".
¡Qué verdad que el tiempo vuela y se rompe! ¡Qué verdad que el tiempo (de dentro) se arrastra como los caracoles!

Anónimo dijo...

Me apunto a la huelga de relojes. Creo que nadie podrá explicar nunca lo que es el tiempo. Hay que vivirlo y ponerlo al servicio. El tiempo entregado es por el que no merece agobiarse.
Gracias Javi por la reflexión. Merece la pena pararse a leerla. Es tiempo entregado...