22 junio 2007

De Trinchera a Descubierto


Dejo la Compañía de Jesús. Es la consecuencia de una elección que se ha venido fraguando en mi corazón delante de Dios durante mucho tiempo. No salgo por temor, sino por amor. Tras muchos años, a vueltas de estar enamorado y seguir viviendo esta vocación al paso de las tres heridas (los votos), con el empeño honesto de afrontar las promesas perpetuas que hice hace casi diez años, sigo optando por amor.
Estoy tranquilo, el amor y la ternura del Señor me llegan por todas partes, sobre todo de ella, pero también por los que estáis más cerca: familia y compañeros. Una profunda alegría solapa el dolor y el desconcierto de dar un giro a la vida que, además de llevarme a otro lugar, arranca pedacitos de vida de quienes habéis compartido conmigo esta batalla.
El movimiento es claro para mí: de trinchera a descubierto. Llevo tiempo sintiendo como el Señor me animaba a ponerme a la intemperie y esto tenía que ver con el enamoramiento; con dejar seguridades, por buenas que fueran, para seguirle a descubierto.
Este curso ha sido una lucha tremenda por poner nombre al "descubierto" y a la "trinchera" en mi vida, como lugares espirituales desde los que leer la vida y oprtar. Un año de mucho sufrimiento hasta esclarecer que el paso de trinchera descubierto era seguir optando por amor, como he hecho. La amo con todo lo que un hombre de carne y hueso puede amar, y me siento amado por Dios en ella, como nunca jamás me he sentido amado.
Soy el mismo, tranquilos. Sensible a los que más sufren, con el corazón y el oído pegados a los raíles de la calle y de la vida de las gentes, con una relación muy especial y central con el Señor, sensible, medio poeta, a veces bruto y cabezón, pedagogo, bajito y con algún kilo de más. Lo que cambia es el lugar desde el que Dios me llama a seguir amando y construyendo vida y Reino, y ser feliz.
Un abrazo y gracias por estar ahí.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Desde la lejanía del que no os conoce personalmente pero que comparte la fe con vosotros, y este blog. Solo me gustaría deciros que rezo por vosotros, por Miguel, y por toda la Compañía de Jesús, en la confianza de que el Padre os acompañará siempre.
En muchas ocasiones no comprendemos aquello que sucede, pero por encima de todo está Dios que nos amó primero y que siempre está a nuestro lado.
Ánimo y confianza a todos.
Un abrazo en Cristo

UnaExcusa dijo...

A mi mejor amigo le pasó lo mismo. Se enamoró. Se enamoró hasta los tuétanos. Se fue a Rumanía con dos compañeros y se enamoró. Era marista. Consideradísimo, por cierto, hasta que se enamoró. Ya no tan consideradísimo (pero mucho me temo que a él le da igual). Sigue trabajando para la Iglesia, pertenece a la Banca Ética de su ciudad (que no sé cómo, porque no tiene un duro). Es un tío coherente, inteligente, lúcido, generoso hasta el descaro... Bueno, qué voy a decir yo. Y a mí me gustó que se enamorara. No era un "pesimista sexual" de ésos que pueblan la Iglesia (y tomo la expresión de una téologa), pero me gustó que se enamorara. Que descubriera lo que era plantearse la vida de nuevo, con 32 años; que se arriesgara por alguien como se arriesgó antes cuando decidió ser fraile. Que se doliera cuando otros le decían que ella le había apartado de Dios o que él se había apartado de Dios o que los placeres de la carne le habían apartado de Dios. Que se diera del todo, para todos. En fin. Que suerte, que mucha suerte, que mucho amor, mucha comunicación, mucho cariño y mucho de todo. Que serás feliz. Que estoy casi segura de que serás feliz.