17 mayo 2007

Sostener lo esencial


La simplicidad de vida es algo que muy pocos logran tocar. Es un don poder reconocer la palabra de Dios para uno mismo, sin encerrarla ni guardarla en nuestro sagrario personal, como seguro de perpetua inmutabilidad. En ello estamos todos los que pegamos el oído a las vías de nuestra propia historia de salvación intentando reconocer en ellas algo esencial que nos ayude a decidir; a poner en danza la libertad de hijos de Dios tomándole el pulso a las venas de hierro de nuestros largos y lentos trayectos "interiores".
No quiero encerrarme en lo que ya me viene dado, ni tampoco en lo que simplemente se promete como bueno. Quiero, por encima de todo (incluso de mí mismo), sentir la voluntad de Dios en mi vida, y que se vayan los cuervos de la conciencia y el qué dirán. Aún con las rodillas débiles, no dejaré de sostener en cuclillas su Promesa. Mmientras tanto, profesaré la fe del rastrillo, con los dientes entre la tierra. Eso sí, para dar fruto.

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